TERMORREGULACIÓN
Las
respuestas reflejas de la musculatura esquelética, como los escalofríos que
permiten generar calor debido al movimiento muscular, se producen gracias a la
corteza cerebral, que controla estas respuestas, actuando como un centro de
integración. Las respuestas voluntarias, que permiten controlar la temperatura,
como moverse o desabrigarse, también son controladas por este centro. El
hipotálamo envía señales usando nervios del sistema nervioso autónomo, libre
del control de la voluntad y de la conciencia, es decir, no son respuestas que
el organismo ha decidido realizar. Por lo tanto, para poder comunicarse con los
órganos efectores, la división simpática es quien aumenta la temperatura y la
división parasimpática es quién la disminuye. Para aumentar la temperatura, el
hipotálamo estimula la contracción de la musculatura lisa de las arteriolas
ubicadas cerca de la superficie del cuerpo, evitando la pérdida de calor a
través de la piel. Además, desvía el volumen de sangre hacia el interior del
cuerpo, donde es más necesario mantener el calor para para el funcionamiento
adecuado de los tejidos y órganos. También, estimula la piloerección o piel de
gallina, respuesta útil de mamíferos peludos, ya que, el pelo erizado es un mejor
aislante térmico. (Garcia, 2019)
Estimula, además, la secreción de
adrenalina desde la médula de las glándulas suprarrenales, lo que acelera el
metabolismo, lo que genera calor. Por otro lado, para disminuir la temperatura,
estimula la vasodilatación de las arteriolas superficiales, que permite
transmitir calor al exterior mediante radiación, y la sudoración, ya que,
cuando el sudor es liberado por las glándulas sudoríparas se evapora, y el cuerpo
pierde calor. Cuando los valores normales de temperatura se han restablecidos,
los termorreceptores detectan este cambio, por lo cual, disminuyen la
frecuencia con los que envían señales hacia los centros de integración,
determinando que los órganos efectores suspendan o disminuyan su actividad. La
termorregulación es la capacidad del cuerpo para regular su temperatura dentro
de ciertos límites. Se utiliza para describir los procesos que mantienen el
equilibrio entre ganancia y pérdida de calor. Si se añade o quita una
determinada cantidad de calor a un objeto, su temperatura aumenta o
disminuye, respectivamente, en una cantidad que depende de su capacidad
calorífica específica con un ambiente. Por ejemplo: La temperatura normal
del cuerpo de una persona varía dependiendo de su sexo, su actividad reciente,
el consumo de alimentos y líquidos, la hora del día. La temperatura promedio en
adultos saludables es de 36,7 °C. (Garcia, 2019)
Fuente: http://aprendiendobiolog.blogspot.com/2014/06/la-termorregulacion.html
Elaborado: Hector García
Elaborado: Hector García
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